La construcción de las grandes represas ha producido un alto impacto ambiental en los ecosistemas. Al inundarse amplias extensiones de tierra la fauna muere ahogada o es desplazada a las zonas cercanas donde dificilmente sobrevive, igualmente la vegetación desaparece.
Actualmente las represas tienen como objetivo producir energía hidroeléctrica, esta no contamina el agua y es económica pero genera costos ambientales:
- Alta mortandad de peces.
- Aumento de inundaciones.
- Degradación de la calidad del agua.
Cifras importantes
- Desde 1950, el número de represas ha ascendido de 5.000 a más de 45.000
- A nivel mundial, 364 estructuras de trasvase de agua mueven 400 mil millones de metros cúbicos de agua anualmente, de una cuenca fluvial a otra: el equivalente a trasvasar 22 ríos Colorado.
- Durante la última década, se han demolido 430 represas en los ríos estadounidenses, reabriendo el hábitat para especies acuáticas, restableciendo cauces más saludables, mejorando la calidad del agua y devolviendo la vida a los ríos.
- Después de 10 años de la demolición de la presa Edwards en el río Kennebec, en Maine, las poblaciones de esturión, salmón atlántico y róbalo han regresado a los centros de desove, revitalizando la pesca recreativa y contribuyendo a la economía local.
Es necesario tomar medidas para evitar que la construcción y la utilización de las represas y canales afecten los ecosistemas y pongan en riesgo la seguridad futura de las comunidades.
Alternativas
- Usar energías como la eólica y la solar.
- Evaluar y valorar el impacto ambiental de las construcciones.
- Realizar obras compensatorias que reduzcan el daño ambiental.
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